Se acercó con mirada de despedida. La miré, como quien sabe que la extrañará. Me abrazó susurrándome al oído «Te amo». Yo no dije nada, no pude… temblaban mis manos, agonizaba mi piel. Respiré profundo mientras cerraba mis ojos y recordé cada instante vivido, cada suspiro suyo, cada inspiración mía. Al abrir los ojos, se encendió la nostalgia en mí al compás del adiós: supe que la había perdido…
Esta pieza tiene sabores familiares. ¡Exquisita!
Me gustaMe gusta