Sin pensarlo, nos hemos convertido en lo que odiamos.
Sin pensarlo, estamos acabando con lo que nos da vida.
Sin pensarlo, nos hemos acomodado a la cobardía.
Sin pensarlo, hemos dejado de amar, de sentir y soñar.
Sin pensarlo, nos hemos convertido en sicarios de nuestra propia sociedad.
Sin pensarlo, le hemos dejado el espacio a quienes nos condenan a ser esclavos de la miseria.
Sin pensarlo, seguiremos repitiendo el ciclo vicioso que se filtra en nuestras venas y nos mantiene anestesiados.
Sin pensarlo, se nos acaba el tiempo, el deseo y el afán por respirar.
Que tristeza que sin pensarlo Estemos en esta situación
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